sábado, 16 de junio de 2007

Miautrix

Esta es la mágica historia de un gato, cuyo destino cambiaría para siempre....

Schrödinger era un pequeño gato rico que siempre estaba muy ocupado. Su historia comienza en un día muy estresante para Schrödinger, el cual estaba pasando por una de aquellas tardes en que tan ocupado estaba, tenía mucho trabajo mirando los pececitos del salvapantallas de su ordenador.


Este laborioso trabajo, le suponía un gran esfuerzo a Schrödinger. Se sentía muy agotado. Debió ser la confusión que le causaba el agotamiento extremo al que estaba sometido, la que produjo que Feliz se lanzara repentinamente hacia la pantalla del ordenador para intentar pescar uno de aquellos sabrosos peces. Pero cuando Schrödinger saltó sobre la pantalla, los peces habían desaparecido, sustituidos por brillantes letras verdes que nadaban sobre un fondo negro.

gato-ordenador

Schrödinger se quedó perplejo. ¿Estaba alucinando?. ¿Dónde habían ido los peces?. ¿Qué eran aquellas letras verdes?. ¿A que huelen las cosas que no huelen?. ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina?. ¿Por qué los malos siempre tienen tan mala puntería en las películas?. Todas estas preguntas y muchas más, pasaron entonces por la mente de nuestro querido gato.

Antes de que pudiera darse cuenta, Schrödinger comenzó a ser absorbido por la pantalla de ordenador sin que pudiera hacer nada por evitarlo. De repente despertó, al otro lado de la pantalla de ordenador, en un mundo desconocido.


¿Era éste un mundo falso creado por su mente?. ¿Era quizás éste el mundo real?. Schrödinger se sentía confuso en este nuevo mundo.

Apareció entonces un perro ante él, era Perrofeo.


Perrofeo: Schrödinger. éste es el mundo real, un mundo que todavía no conoces, un mundo en que todo es posible ya que esta dominado por fenómenos cuánticos. En lo que todo “es” y “no es” al mismo tiempo. Un mundo caótico en el que nada existe y al mismo tiempo lo es todo. Un mundo en el que nisiquiera existes. Schrödinger, tú no estas aquí...

Pero antes de que Perrofeo pudiera terminar de contarle toda la verdad y nada más que la verdad, Schrödinger, que no entendió nada de lo que este chucho trataba de explicarle sintió unas ganas increiblemente fuertes de golpear a este perro. Así que Schrödinger saltó y sintió mientras se encontraba flotando en el aire que el tiempo se detenía, todo iba más lento de lo normal. Schrödinger golpeó a Perrofeo con una patada voladora y entonces el tiempo volvió a la normalidad.


El pobre Perrofeo murió en el acto, como si de una patada de Chuck Norris se tratase. Pero Schrödinger, lejos de sentirse arrepentido por lo que acababa de hacer, se sintió más poderoso que nunca, capaz de cualquier cosa, y su sed de lucha se vio incrementada. Quería pelear, una lucha digna contra un adversario de su categoría, así que salió volando en busca de nuevos adversarios a los que desafiar.

gato volador

Algo llamó la atención de Schrödinger. Era una fuerza maligna. Una poderosa fuerza maligna de alguien que con toda seguridad podría ser su digno adversario.



Schrödinger se acercó al lugar del que provenía aquel increible poder. Cuanto más se acercaba más poderosa era la fuerza que sentía. Era la fuerza más poderosa que había sentido nunca. Los ojos le brillaban de emoción cuando al fin llegó al lugar.


Entre las sombras apareció Sardina. Su aspecto daba realmente miedo. Pero Schrödinger no tenía miedo. Estaba impaciente por luchar con este impresionante gato.


Los dos gatos se miraron fijamente, desafiantes. Ambos sabían que se encontraban ante un poderoso rival. No hicieron falta palabras, la pelea era inminente.



Los contrincantes adoptaron sus posiciones de combate, esperando el momento idóneo para comenzar el ataque. El viento soplaba fuertemente, silbando mientras arrastraba las hojas de los arboles de los alrededores.



Entonces comenzó la pelea y ambos contrincantes se abalanzaron uno contra el otro, preparados para liberar sus mejores golpes contra su adversario.


Ambos felinos eran tremendamente fuertes, y en un principio ninguno conseguía superar al otro.


Pero entonces, Sardina logró concentrar toda su fuerza en un tremendo ataque que pilló desprevenido a Schrödinger. Sardina estuvo a punto de comerle la oreja a Schrödinger.


Pero Schrödinger logró resistir el ataque, y se preparó para su mejor golpe. Concentró su energía en una mano hasta que una bola de luz comenzó a formarse.

Gato-kamehame

Pero antes de que Schrödinger pudiera lanzar su bola de energía, Sardina se adelantó y le atacó lanzándole rayos de sus ojos.


Schrödinger recibió de lleno el ataque y se vio propulsado con fuerza contra una roca.


Schrödinger se sintió rabioso, no podía ser que hubiera alguien más poderoso que él. No podía perder aquel combate, debía ganar y demostrarse a si mismo que era el más fuerte. La rabia poseyó su cuerpo, llenándolo de energía.


Schrödinger concentró toda la energía que había en su cuerpo y entonces un aura de poder envolvió su cuerpo y se transformó en un Super Felino.

Gato-superguerrer

Era el Elegido, el Gato Legendario, aquel que solo aparecía cada 1000 años. Sardina quedó boquiabierto, pues no podía creer lo que veían sus ojos. ¿Cómo podía ser ese felino de clase inferior el gato del que hablaban las leyendas?.

Super-felino

Sardina sintió el gran poder que emanaba de Schrödinger, pero no estaba dispuesto a dejar que aquel felino de clase inferior le venciera. Lo daría todo de si mismo para no perder este combate.



Cuenta la leyenda que ambos combatientes estaban tan igualados que la batalla que se produjo se prolongó durante años y años.





















Hay quien dice, que estos dos rivales todavía siguen peleando en algun lugar. En un lugar imaginario. Un mundo caótico creado por un error del sistema. Un mundo de ideas absurdas, sin sentido, en que la realidad se distorsiona. Un mundo que nunca nadie ha visitado, en el que usted no está leyendo esto, porque este lugar nunca ha existido y usted tampoco. Un mundo en el interior de Miautrix.

domingo, 10 de junio de 2007

La heroica historia de una galleta

Erasé una vez una galleta llamada Galleta:



Galleta tenía una mascota que se llamaba Biscuit, a la que quería mucho. Todos los días le daba de comer y le sacaba a pasear, eran muy felices. Pero un día Biscuit se escapó de casa.



Galleta se sintió muy triste y durante semanas estuvo buscándo a Biscuit, pero no había manera de encontrarle... Un día, Galleta estaba paseando por la calle, se sentía tan solo sin su mascota... Todo le recordaba a Biscuit y se sentía muy triste y pensó que nunca podría volver a ser feliz. Pero en ese momento la vio... Su sonrisa era preciosa, era la galleta mas bella que había visto nunca.



Se enamoró a primera vista de aquella galleta y pronto olvidó a Biscuit. Ahora solo le importaba aquella galleta tan bella. Se acercó a ella con el fin de declararle su amor.



Pero resultó que aquella galleta era una modelo famosa y al ver que Galleta se acercaba, todos sus guardaespaldas se avalanzaron sobre él para protegerla.



Aquella bella galleta, que se llamaba Fontaneda, dio la señal a sus guardaespaldas para que le soltarán. Pero Galleta había recibido tal paliza que había quedado inconsciente en el suelo.



En ese momento, una risa escalofriante seguida del sonido intenso de los pasos de alguien que se acercaba, heló la sangre de todas las galletas allí presentes. Era él... el terror de todas las galletas estaba alli, frente a ellas, observándolas...



El Monstruo de las Galletas las atrapó a todas, menos a Galleta que todavía seguía inconsciente en el suelo. Galleta despertó entonces, justo a punto para ver como aquel monstruo terrible se llevaba a su amada ante sus ojos... y sintió como se le partía el corazón.



Pero Galleta no era un cobarde, así que siguió a aquel monstruo despreciable hasta su escondite.

Monstruo de las Galletas: He atrapado estas galletas para usted, señor.




Señor de las Galletas:
¡¡Oh!!. Estupendo trabajo. Ya sabía que podía confiar en ti. Pronto... muy pronto podre cumplir mi sueño de comerme todas las galletas del mundo, JAJAJAJAJAJAJA. Y ahora, ¡traeme un vaso de leche!. Estoy deseando probar estas apetitosas galletas...

El Señor de las Galletas mojó una de las galletas guardaespaldas en la leche sin que éste pudiera hacer nada para evitarlo.



Guardaespaldas: ¡¡¡No me comas por favor!!!. ¡Socorro!



Galleta estaba allí, en un lugar seguro presenciando la escena, pero no sabía que hacer... se sentía tan impotente por no poder hacer nada... al fin y al cabo era solo una galleta. Solo podía mirar el sufrimiento de aquella pobre galleta...



Galleta se sintió triste por aquella galleta, a pesar de que momentos antes le había pegado una paliza, no merecía morir asi. Pronto, pensaba, le tocaría el turno a Fontaneda, tenía que hacer algo... Lágrimas de impotencia le recorrieron las mejillas mientras pensaba esto, y la rabia recorrió su cuerpo. En ese instante algo cambió... Galleta había cambiado, ¡¡La rabia y la impotencia le había convertido en Super Galleta!!.



Con este cambio, Galleta se sintió super poderoso, capaz de hacer cualquier cosa. Super Galleta concentró toda su energía y con sus increibles poderes sacó de su boca unas galletas kamikaze muy monas.



Aquellas galletas, se dirigieron hacia el Señor de las Galletas y el Monstruo de las Galletas. Y a éstos les parecieron tan apetitosas que dejaron en paz a las otras para dedicarse a atrapar a estas.

Señor de las Galletas: ¡Parecen deliciosas!. Y son tan monas... ¡¡¡Las quiero en mi estómago ya!!!

Y mientras el Señor de las Galletas y el Monstruo de las Galletas se entretenían tratando de capturar a las galletas kamikaze, Super Galleta aprovechó para rescatar a Fontaneda y a sus guardaespaldas

Super Galleta: Debemos salir de aquí, rápido.

Y Super Galleta se llevó volando a todas aquellas galletas... a salvo de tan despiadados enemigos.

Mientras tanto, el Señor de las Galletas, había conseguido comerse las galletas kamikaze.



Señor de las Galletas: JAJAJAJAJAJAJA. ¡¡Estaban deliciosas!!

Pero no podía imaginar lo que sucedía en el interior de su estómago...



Galletas Kamikaze: Preparadas... listas... ¡¡YA!!.

Una poderosa explosión que pudo ser vista desde el espacio, destruyó al Señor de las Galletas y al Monstruo de las Galletas para siempre. Y así fue como Galleta y Fontaneda se casaron y fueron felices para siempre y cantaron aquello de... ¡¡Qué buenas son las galletas Fontaneda!!